Nada y viene la muchacha
desnudándose en oleaje de espejos.
Sonrío anclado,
tomo un sorbo de café que se repite
en la tristeza de la decoración de palmeras.
No salgo
fumo un cigarrillo tras otro
para dar curso a estas horas camino al vaciadero,
perdido en la materia de este desasimiento.
Que la noche se adueñe de la ciudad,
soy mendigo de cruzar con alguien la mirada.
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2 comentarios:
La última frase me encantó,
Se me pararon los pelos
...
saludos y salud!
Palo, también caleta de saludos y salud
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