En la Clínica
me sentía más mal que Pezoa Véliz.
martes, 6 de febrero de 2007
viernes, 2 de febrero de 2007
La ciudad. K. kavafis
LA CIUDAD
Dijiste: "Iré a otra ciudad, iré a otro mar.
Otra ciudad ha de hallarse mejor que ésta.
Todo esfuerzo mío es una condena escrita;
y está mi corazón - como un cadáver - sepultado.
Mi espíritu hasta cuándo permanecerá en este marasmo.
Donde mis ojos vuelva, donde quiera que mire
oscuras ruinas de mi vida veo aquí,
donde tantos años pasé y destruí y perdí".
Nuevas tierras no hallarás, no hallarás otros mares.
La ciudad te seguirá. Vagarás
por las mismas calles. Y en los mismos barrios te harás viejo
y en estas mismas casas encanecerás.
Siempre llegarás a esta ciudad. Para otro lugar -no esperes-
no hay barco para ti, no hay camino.
Así como tu vida la arruinaste aquí
en este rincón pequeño, en toda tierra la destruiste
Dijiste: "Iré a otra ciudad, iré a otro mar.
Otra ciudad ha de hallarse mejor que ésta.
Todo esfuerzo mío es una condena escrita;
y está mi corazón - como un cadáver - sepultado.
Mi espíritu hasta cuándo permanecerá en este marasmo.
Donde mis ojos vuelva, donde quiera que mire
oscuras ruinas de mi vida veo aquí,
donde tantos años pasé y destruí y perdí".
Nuevas tierras no hallarás, no hallarás otros mares.
La ciudad te seguirá. Vagarás
por las mismas calles. Y en los mismos barrios te harás viejo
y en estas mismas casas encanecerás.
Siempre llegarás a esta ciudad. Para otro lugar -no esperes-
no hay barco para ti, no hay camino.
Así como tu vida la arruinaste aquí
en este rincón pequeño, en toda tierra la destruiste
jueves, 1 de febrero de 2007
“La vida nunca estará escrita” J.E. Pacheco
La vida nunca estará escrita” J.E. Pacheco
Nuestras experiencias son de poco interés.
De poco interés nuestros viajes,
nuestros grises empleos, nuestros amores.
Aun así el librero se repleta
de diarios, autobiografías, epistolarios
y nosotros, a solas, también rayamos sobre la página
que estuvimos vivos,
que la lluvia fue la mejor cara de la desdicha,
que algo nos fue dado a remedo de esperanza,
aunque sea para guardarlo bajo llave
o tirarlo al tacho de la basura.
Nuestras experiencias son de poco interés.
De poco interés nuestros viajes,
nuestros grises empleos, nuestros amores.
Aun así el librero se repleta
de diarios, autobiografías, epistolarios
y nosotros, a solas, también rayamos sobre la página
que estuvimos vivos,
que la lluvia fue la mejor cara de la desdicha,
que algo nos fue dado a remedo de esperanza,
aunque sea para guardarlo bajo llave
o tirarlo al tacho de la basura.
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